¿Qué es el hígado graso?
El termino hígado graso se refiere a una enfermedad del hígado caracterizada por acumulación de ácidos grasos y triglicéridos en las células hepáticas (hepatocitos).
¿Cuál es la causa?
El consumo de alcohol es una causa importante de hígado graso, y es un factor que siempre debe considerarse ante un paciente con hígado graso. En este artículo nos vamos a referir al hígado graso no relacionado al consumo de alcohol. La acumulación de grasa en los hepatocitos puede llevar a inflamación hepática, con la posibilidad de desarrollar fibrosis y finalmente terminar en un daño hepático crónico (o cirrosis hepática). La causa es la obesidad, la elevación de triglicéridos y colesterol, diabetes, hipotiroidismo, síndrome metabólico, resistencia a la insulina.
¿Cuáles son las manifestaciones?
El hígado graso frecuentemente es asintomático y solo es descubierto a raíz de un estudio de rutina con pruebas de función hepática alteradas o un ultrasonido abdominal que muestra el hígado más «brillante. Algunas personas se quejan de dolor abdominal leve a moderado en el hipocondrio derecho (la zona donde se ubica el hígado). Sólo un pequeño porcentaje de pacientes presentan síntomas de insuficiencia hepática.
¿Cómo se hace el diagnóstico?
El diagnóstico del hígado graso se basa en los hallazgos de la biopsia hepática. Esta muestra acumulación de grasa en los hepatocitos y puede haber además grados variables de inflamación y fibrosis.
Si bien la biopsia hepática es el único examen que permite asegurar el diagnóstico y es un examen de bajo riesgo, no todas las personas en que se sospecha el diagnóstico de hígado graso son sometidas a este procedimiento. Es habitual hacer el diagnóstico presuntivo de hígado graso en alguien con imágenes sugerentes (ecografía, tomografía computada o resonancia magnética). La biopsia hepática es, sin embargo, el único examen que permite diferenciar entre “esteatosis simple” (acumulación de grasa) y «esteatohepatitis» (grasa asociada a inflamación y fibrosis). Otra alternativa son pruebas de laboratorio como el fibromax.
Algunas personas con hígado graso tienen además elevación de las transaminasas o aminotransferasas en la sangre (SGOT y SGPT, también conocidas como ALT y AST). En estos casos es muy importante descartar otras causas de inflamación hepática, como por ejemplo infección por virus de hepatitis B y C, hemocromatosis o hepatitis autoinmune.
¿Cuál es el tratamiento?
El tratamiento del hígado graso consiste fundamentalmente en bajar de peso y aumentar la actividad física. La obesidad y el sobrepeso, los principales factores de riesgo, son modificables mediante cambios en el estilo de vida. Otras recomendaciones incluyen evitar el consumo de alcohol y el consumo de medicamentos innecesarios.
En aquellas personas que están en etapas más avanzadas de la enfermedad (inflamación o fibrosis hepática importante), pueden usarse algunos medicamentos que pueden ayudar, como antioxidantes (vitamina E) o agentes sensibilizadores de la insulina. Otros tratamientos con metformina, drogas que disminuyan las grasas, y ácido ursodeoxicólico han demostrado una utilidad variable.
Complicaciones
La mayoría de las personas con hígado graso no van a desarrollar consecuencias graves de la enfermedad. Aproximadamente un 20% de los sujetos pueden tener algún grado de fibrosis hepática en la biopsia, lo que puede llevar a grados más avanzados de la enfermedad, incluyendo la cirrosis hepática y el hepatocarcinoma. El hígado graso es probablemente la causa más frecuente de cirrosis criptogénica (aquellas cirrosis en que no se encuentra la causa).