El organismo se abastece de dos fuentes de colesterol, por un lado el que es fabricado en el interior del organismo: “colesterol endógeno”, y por otro el colesterol que el cuerpo recibe con los diferentes alimentos que se consumen: “colesterol exógeno”. Éste último proviene de los derivados animales, por ejemplo: manteca, queso de rallar, yema de huevo, carnes grasas, embutidos, fiambres, mayonesa, crema de leche, piel del pollo, coco. La grasa que contienen estos alimentos se llama grasa saturada y es la que produce el famoso colesterol.
Para tomar conciencia de lo que se está ingiriendo es muy importante leer las etiquetas. Para ello se debe guiar con los valores que se detallan a continuación:
Nutriente Ingesta recomendada
Grasas totales 25-35%
Saturadas menos 7 %
Monoinsaturadas hasta 20%
(aceite de oliva, canola,
nueces, almendras,
avellanas)
Poliinsaturadas hasta 10%
(aceite de girasol, maíz,
pescados)
Colesterol menos de 200 mg
Según: Nacional Colesterol Education Program de los Estados Unidos.
También hay que tener cuidado con las grasas trans: muchas veces la hidrogenación convierte las grasas saturadas en insaturadas, entonces uno cree que consume un derivado de grasa vegetal, cuando en realidad no lo es.
Las grasas trans, hacen descender el colesterol bueno (HDL), y elevan el colesterol malo (LDL), aumentando el riesgo de arteriosclerosis. Todo esto sin darnos cuenta, pensando que el producto es 100% vegetal. Las grasas trans se encuentran en: margarinas, chocolate, galletas de todo tipo, frituras.
Para poder combatir nuestro gran enemigo “colesterol” se debe:
- No consumir ningún alimento que contenga grasas saturadas y grasas trans (prefiera los aceites vegetales a las grasas sólidas o animales).
- Aprender a combinar los distintos grupos de alimentos, para que la poca grasa ingerida se elimine fácilmente.
- Realizar las seis comidas diariamente para mantener el metabolismo funcionando constantemente, hacer que se eliminen las toxinas más rápidamente y controlar el peso.
- Tomar dos litros de agua para ayudar a desprender y eliminar sustancias toxicas, mantener hidratada la piel, prevenir el envejecimiento, evitar problemas renales.
- Realizar actividad física, ya que ésta ayuda a bajar los niveles de colesterol malo y elevar el colesterol bueno.