ACTITUDES QUE SANAN

Autoestima y aceptación

La falta de autoestima es un obstáculo muy repetido y sobre todo por las mujeres. No nos queremos porque nos han enseñado a querer a los demás por encima de nuestros intereses. Y si no lo hacemos así, se nos tacha de egoístas o malas. Pero ¿Quién es más egoísta, el que hace lo que quiere, o el que obliga a los demás a hacer lo que él quiere, manipulándolos y haciéndolos sentir como egoístas y desagradecidos si no hacen los demás su voluntad? Creo que tú misma tienes la respuesta.

Encontrarás en este artículo unas claves para aprender a quererte más, sin pensar que eres egoísta, ya que para dar hay que tener. Y a querer se empieza por una misma.

Si nos queremos y respetamos a nosotras mismas estaremos preparadas para querer y respetar a los demás.

Cuídate:

Cuidarte es una de las primeras maneras de demostrarte que te quieres. Cuídate en todos los sentidos: estéticamente, salud, forma física, formación intelectual e invirtiendo en ti misma.

¿No cuidarías con esmero a la persona que más quieres?, pues haz lo mismo contigo. Tú también eres tu persona más querida.

Mímate igual que mimas a tu marido, a tus hijos y a la gente que quieres. ¿Por qué si lo haces con ellos, no lo haces también contigo?

Yo todas las mañanas lo primero que hago al levantarme es mirarme al espejo y decirme cuanto me quiero.

Pon límites a los demás practicando la asertividad:

Practica la asertividad y pon límites a los demás para que no abusen de ti, hasta el punto de ir por encima de tus propios intereses.

Con esto no quiero decir que no ayudes a los demás, ni que dejes de apoyar a tus seres queridos. Simplemente pon unos límites. Ayudar a los demás también puede ser gratificante, pero nunca les dejes que lleguen más allá de lo que tú quisieras.

Esta clave es fundamental si quieres obtener y conservar tu autoestima. Ya que de otra manera estás aprendiendo a ser lo último en tu escala de valores, por lo que no te sorprendas luego si te encuentras que careces de autoestima.

Sin autoestima se resentirá todo lo demás a tu alrededor: familia, economía, salud… porque al no quererte, no te creerás merecedora de todo ello. Así que por el bien tuyo y de tu misma familia, aprende a quererte y pon límites a los demás.

Permítete ser como eres:

Igual que amar a los demás supone una aceptación de la persona amada con sus defectos y virtudes, acéptate a ti misma también con tus defectos y virtudes.

No te infravalores, todas/os somos personas únicas y magníficas. Tenemos puntos fuertes y carencias que se pueden entrenar y mejorar.

Haz de tu vida lo que quieras para ti. Y si careces de alguna habilidad necesaria para conseguir tus metas, en vez de machacarte pensando que no sirves o que no das la talla, entrénate para conseguir esa habilidad. Por mal que se te dé, con la práctica puedes ser una experta en lo que quieras.

Sigue estas tres claves y ya verás como enseguida recuperas tu autoestima y con ello todo cambia a tu alrededor: familia, dinero, salud…

Maneras de fortalecer la fuerza de voluntad

Todos sabemos de la fuerza de voluntad es el eje, es el motor, de cualquier objetivo que uno quiera lograr. Ahora, que recién está comenzando este nuevo año, y que seguro uno se propone metas, comienzos, reestructuraciones, es apropiado sugerir algunos consejos para darle a tu fuerza de voluntad un incentivo extra:

Ya es sabido que la risa refuerza el auto control. Recientemente, esto se ha corroborado en otros estudios que reírse es la mejor medicina: genera endorfinas –lo que nos proporciona una mayor sensación de bienestar-, al mismo tiempo que refuerza el sistema inmunológico.

Mantener en un nivel alto la glucosa también es una opción estimulante. Esta podría ser una de las razones por las que se recomienda hacer seis comidas al día: al ingerir alimentos con frecuencia los niveles de azúcar en sangre se mantienen estables, por ende, uno se siente mejor.

Mantente atento a ti mismo: el auto control se fortalece con la práctica. Para tener una fuerza de voluntad más férrea debes ponerte siempre a prueba y tratar de superarte: comienza con pequeños desafíos, así los más grandes no te parecerán tan inalcanzables.

Concéntrate en un cambio por vez: si hay varios cambios que quieres –dejar de fumar, comer más saludablemente, etc- o debes hacer en tu vida, no te desesperes y ve de a uno por vez. Escoge uno y focalízate en él, una vez sientas lo has conseguido, pasa al siguiente. Además, una vez vayas lográndolos te irás conociendo mejor a ti mismo, y sabrás cuál es la vía que te conviene seguir.

Mente sana en cuerpo sano

En infinidad de ocasiones hemos escuchado la expresión ‘mens sana in corpore sano’, un dicho que tiene mucho de verdad, ya que la práctica de ejercicio nos ayuda a mejorar nuestra mente y lograr que ésta funcione mucho mejor.

Es cierto que el ejercicio físico es una de las mejores formas de mantener nuestro cuerpo joven por más tiempo, pero no solamente el cuerpo se mantiene en plena forma, sino que la mente sufre el mismo proceso, y es que cuerpo y mente están interconectados y ambos van unidos. El ejercicio activa diversos mecanismos en nuestro organismo que consiguen hacer funcionar mucho mejor nuestro cerebro y consigue que estemos predispuestos a una mejor actividad mental. Es importante que sepamos esto y lo valoremos.

El trabajo físico, como hemos comentado en infinidad de ocasiones, hace que se active el organismo. El riego sanguíneo aumenta y con él la cantidad de oxígeno que recibimos en la sangre, algo que se traduce en una mejor oxigenación de nuestras células, entre ellas las que forman parte del cerebro. Al conseguir un mejor riego en esta parte del cuerpo se desencadenan una serie de procesos por lo que se liberan diversos neurotransmisores que mejorarán el funcionamiento neuronal, y con él la capacidad mental.

Está demostrado que el ejercicio es una buena terapia para las enfermedades degenerativas mentales, ya que consigue que estas mejoren y no vayan a más. Pero no solamente es una forma de curar, sino también de prevenir. La práctica deportiva es la mejor manera de activar los mecanismos cognitivos del nuestro cuerpo y lograr así entrenarlos para que no se vayan perdiendo con los años. Está claro que las personas que practican deporte consiguen una mejor salud mental a largo plazo.

A la hora de hacer deporte también activamos nuestras funciones, es decir, aumenta la respuesta cognitiva de nuestro organismo, también la reacción visual frente al entorno, la percepción de esos estímulos se agudiza, la rapidez de reacción, la facilidad para concentrar nuestra mente en lo que estamos haciendo…Es una buena manera de lograr que nuestras funciones físicas se vean fortalecidas a la vez que lo hace nuestra mente, ya que al ir unidas las unas dependen de las otras.

Al ahora de realizar ejercicio simplemente con hacerlo de forma suave activamos la respiración, que se ve acelerada, algo que desencadena un aumento de la circulación y activa el sistema nervioso. Conjuntamente aumenta la producción de adrenalina que pone en marcha la actividad neuronal y la hace más rápida y efectiva. Esta situación es la que origina que nuestra capacidad mental y de reacción aumente al practicar deporte. Por este motivo no tiene que estar reñida la actividad deportiva con el trabajo mental, sino que van dadas de la mano.

Murió el sentido común

Hoy lloramos la muerte de un querido amigo: sentido común, que ha estado entre nosotros durante muchos años. Nadie sabe a ciencia cierta qué edad tenía, puesto que los datos sobre su nacimiento hace mucho que se han perdido en los vericuetos de la burocracia.

Será recordado por haber sabido cultivar lecciones tan valiosas como:

Hay que trabajar para poder tener un techo propio.
Se necesita leer todos los días un poco.
A quien madruga Dios le ayuda.
La vida no siempre es justa.
Tal vez haya sido yo el culpable.
No gastes más de lo que ganas.
A Dios rogando pero con el mazo dando.

Defendió a capa y espada las virtudes humanas:

-Prudencia.
-Justicia.
-Fortaleza.
-Templanza.

Su salud comenzó a deteriorarse rápidamente cuando se aplicaron reglas bien intencionadas, pero ineficaces: informes respecto de un niño de seis años acusado de abuso sexual por haber dado un beso a una compañera de clase; adolescentes que debieron irse a otro colegio por haber denunciado a un compañero distribuidor de droga y una maestra despedida por reprender a un alumno indisciplinado, sólo hicieron que empeorara su condición.

Sentido Común perdió terreno cuando los padres atacaron a los maestros sólo por hacer el trabajo en el que ellos fracasaron: disciplinar a sus ingobernables hijos.

Declinó aún más cuando las escuelas debieron requerir un permiso de los padres para administrar una aspirina, poner protector solar o colocar una tirita a un alumno o cambiar un pañal, aunque eso sí, tenían prohibido informar a los padres si una alumna estaba embarazada y menos, si quería abortar.

Sentido Común perdió el deseo de vivir cuando los Diez Mandamientos se convirtieron en material risible, algunas iglesias en infames negocios y cuando los criminales empezaron a recibir mejor trato que sus víctimas.

Para Sentido Común fue un duro golpe saber que uno ya no puede defenderse de un ladrón en su propia casa, pero el ladrón si puede demandarnos por agresión y que si un policía mata a un ladrón, incluso si éste estaba armado, sea inmediatamente investigado por exceso de defensa o acusado de gatillo fácil.

La muerte de sentido común fue precedida por:

La de sus padres: verdad y confianza. La de su esposa: discreción. La de sus hijas: responsabilidad y justicia. La de su hijo: raciocinio.

Lo sobreviven sus espantosos hermanastros:

Llamen a mi abogado.
Yo no fui.
No te metas.
Soy una víctima de la sociedad…

No hubo mucha gente en su funeral, porque muy pocos se enteraron de que se había ido.

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